
-El Valencia sella su pase a la Champions. (ver vídeo)
-El Ajax pincha en la previa de Uefa y se tendrá que conformar con ir a la Uefa. (Ver vídeo)
-El Barcelona humilla al Inter en el Gamper. (ver vídeo)






Parece que la marcha de Fabio Capello es cuestión de días. Gran error por parte de Calderón. Capello deja a un Madrid campeón, con garra, coraje, sentimiento, pasión... Y a una afición que entona el "Capello quédate".
Si algo da mil vueltas, es el fútbol, y en este último tramo de Liga los medios nos han recordado hechos y declaraciones que pueden dejar en ridículo a más de uno.
Lopera dicen que vende algo más del 50% de las acciones por 60 millones de €. Piterman vende el Alavés por 2 millones de €. Y Pina vende el Ciudad de Murcia al presidente del Granada 74, para comprar posteriormente el Cádiz.
Y no solo nos cortan la emoción liguera (que se sabe desde agosto, que pase lo que pase, en las dos últimas jornadas algún aliciente para que estemos enganchados a varios partidos a la vez habrá) sino que las consecuencias, siempre negativas, para los equipos, van llegando. Y si no, que se lo pregunten al Atlético de Madrid, que perderán a su estandarte, a la persona que lleva desde los 17 años sosteniendo a un club histórico, para 10-15 días.
12.000 espanyolistas se desplazaron, cantando, hasta Glasgow. Y 12.000 volvieron, llorando. Una final es así. La mitad se tienen que volver con ganas de desaparecer, con ganas de despertarse de esa pesadilla, con ganas de que ese día jamás hubiera existido, con ganas de que ese día desaparezca por siempre de la memoria. Es sin duda, lo peor de una final, ver a una de las dos aficiones, desolada, sin fuerzas en ninguno de los aficionados para, ni siquiera, mantenerse en pie.
Quedan cuatro jornadas, solo cuatro jornadas, y el milagro madridista se ve cada vez más cerca. Como si de una conjura galáctica se tratara, un equipo que no sabia si jugaba a fútbol o a baloncesto, un equipo que se agarraba a un clavo ardiendo, viendo como partido tras partido el Barcelona le sacaba más y más ventaja, ha cambiado radicalmente de actitud, tiene un nuevo look, quizás inspirado por Beckham, un look de campeón.
El Inter es campeón del Scudetto. Y bien que se lo merece. El comentario generalizado desde que empezó el Calcio es el mismo, tiene que ganar el Inter, no está la Juve y, el Milán parte con desventaja. Cierto. Pero no es menos cierto que si ha descendido un equipo y tres parten con desventaja de puntos ha sido por amañar partidos y en el caso de la Juve, títulos de liga.
Y digo ésto, porqué en los últimos tiempos estamos viendo como los dos grandes diarios deportivos de España, el AS y el Marca llegan días tras día a límites difícilmente superables, pero que aunque parezca increíble, día tras día se superan y ésto parece no tener barrera.
Y dentro de la mediocridad que envuelve el campeonato, existen equipos menos malos y equipos más malos. Y es por ello, que pesar de que se nos puedan cerrar los párpados, de que estén fomentando inconscientemente la lectura o los paseos por el parque, hay emoción; porqué alguien tendrá que ganar esta Liga mediocre, alguien tendrá que ir a Champions, alguien a Uefa y para que suban, algunos han de bajar primero.
Por eso quería ensalzar en estos momentos la figura de Valerón. Un extraordinario futbolista, un mago del balón, capaz de hacer magia con el esférico en su poder y dejar con la boca abierta a más de uno, tanto de su equipo como del rival.
Burdisso,Marchena y D.Navarro no se pueden ir de rositas.Menos mal que ésto no es la liga. Aquí si que hay -no siempre- medidas ejemplares. Y estos tres, no pueden volver a pisar el césped (aunque sólo sea en competición europea) en mucho tiempo. El resto de jugadores, para mí, no se merecen sanción, ya que actúan como consecuencia del calentón de los tres citados al principio del texto.
Salvo minutos sueltos, el partido era infumable, pero es lo que tiene un derbi, que eso minutos sueltos los hacen partidazos. Marca el Sevilla, los jugadores lo celebran y la siguiente imagen es un circulo de personas y dicen que en el centro está Juande Ramos, entrenador del Sevilla. En milésimas de segundo se te pasan mil hipótesis por la cabeza. Y la duda es resuelta cuando el comentarista informa que una botella ha alcanzado a Juande Ramos. Se aprecia una imagen que te hace tragar saliva una y otra vez, que es la de Juande con los ojos cerrados mientras se lo llevan en camilla. Y de nuevo en milésimas de segundo se te pasan miles y miles de consecuencias que han podido ocurrir a raíz del botellazo, o lo que es peor, lo que aún puede ocurrir. Son momentos dónde dan ganas apagar el televisor y ponerte a leer un libro, charlar, salir a dar una vuelta o acostarte, lo que sea para no querer ver que en el deporte que amas han podido matar a una persona.
¿Pero el prepartido agitado por representantes de Betis y Sevilla es el único culpable?
Solo 16 equipos quedan en la Copa UEFA, este último jueves se disputaron los partidos correspondiente a la vuelta de los dieciseisavos de final del segundo torneo más importante de Europa a nivel de clubes.
No se que balance haréis vosotros de la jornada de Champions vivida esta semana (ida de los octavos de final), pero yo creo que es negativo. Y negativo se salva de llevar un muy delante, por el empate del Valencia. Sinceramente, veo a los tres fuera.
Un equipo que no enamora cómo lo hacía antes. Un equipo que ha llegado a ser pitado por su propia afición. Un equipo dónde uno habla de política, el otro se niega a jugar, el que quiere sale a entrenar y el que no, no. Y quién quiere, llega varios días tarde del día previsto en vacaciones.
El sábado se jugó el derbi sevillano entre Betis y Sevilla. Y durante todo el partido, desde un fondo, dónde se encuentran ubicados los ultras del Betis, no pararon de lanzarse petardos, de encender bengalas y de caer botellas al césped. Aunque esto último ocurrió en todo el estadio, no sólo en el fondo. Lo que es aún más lamentable.