
Esos precios elevados hacen que solo privilegiados puedan acceder a las presidencias de los clubes. Personas, en la mayor parte de los casos sin un sentimiento hacia ese club, hacia esos colores y hacia una historia. Personas, que en muchos casos sólo persiguen fines económicos en forma de "pelotazos" o el robo día a día.
Los verdaderos dueños del fútbol, los aficionados, no pueden hacer nada ante ésto, y son ellos, los que sufren, lloran o ríen, los que el lunes lo pasan mal en el trabajo y los que se montan cinco en un coche y se recorren media Europa para ver desde un segundo anfiteatro varios puntos moverse, y todo ésto, previo pago de un abono.
Es lamentable que algo cargado de tanto sentimiento como es el fútbol, esté formado y dirigido por personas que no les importan ni lo más mínimo perder que ganar, sino que su bolsillo jamás quede vacío. Utilizan los clubes como su cortijo personal, como si de una dictadura se tratase, olvidando al aficionado y, e incluso prohibiéndoles en algunos casos la libertad de expresión. Son casos como los del Alavés con Piterman, el Betis con Lopera o el Atlético de Madrid con la familia Gil.
Y en algunos casos, lo que he dicho ya lo hemos comprobado. La pieza clave y fundamental del caso Malaya era Jesús Gil, y en ese mismo caso ronda Del Nido...
1 comentario:
Cierto, ahora se piensa en los equipos como empresas (cosa que es cierto) pero se olvidan que si tienen clientela y es la afición, no los patrocinadores.
Ahora se piensa en pérdidas-ganancias en lugar de derrotas-empates-victorias.
Saludos
Publicar un comentario