jueves, 17 de mayo de 2007

LO PEOR DE UNA FINAL

Una final no es un partido más. En una final, unos cantarán hasta que no quede voz y, otros llorarán hasta que no queden lágrimas o fuerza para hacerlo.

12.000 espanyolistas se desplazaron, cantando, hasta Glasgow. Y 12.000 volvieron, llorando. Una final es así. La mitad se tienen que volver con ganas de desaparecer, con ganas de despertarse de esa pesadilla, con ganas de que ese día jamás hubiera existido, con ganas de que ese día desaparezca por siempre de la memoria. Es sin duda, lo peor de una final, ver a una de las dos aficiones, desolada, sin fuerzas en ninguno de los aficionados para, ni siquiera, mantenerse en pie.

Empezaron destrozados con el gol de Adriano. Se levanatron con el gol de Riera, lloraron con el gol de Kanouté y, casi tocaron el cielo con el gol de Jonatas. Cuando su equipo más los necesitaban, con uno menos sobre el terreno de juego, ocuparon ese lugar con el "este partido lo vamos a ganar".

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